...al carnaval dialógico, al de la heteroglosia en acción!
"Todos estos ritos y espectáculos organizados a la manera cómica, presentaban una diferencia notable, una diferencia de principio, podríamos decir, con las formas del culto y las ceremonias oficiales serias de
Lo fenomenal ahora es que el carnaval y sus derivados -la mascarada, la comedia de enredo callejera ("the farcical street comedy", Bakhtin, 1929, pág. 156)- no es un mundo aparte del oficial que se vive en determinadas fechas. Lo sensacional es que ahora la mascarada y la comedia de enredo abastan todo el mundo de la vida. De la, digamos, material y también de la global. La ciudad, como contenedor de lo institucional, lo comunitario y lo artístico; de los lugares, espacios, no-espacios y espacios abandonados, es el escenario por propio derecho de lo carnavalístico y de lo carnavalesco.
Lo carnavalístico, lo carnavalizado, se inserta en la trama vital dialógica, como "abrupt changes of fate, mystifications, and so on (...) everyday life is drawn into the carnivalized action of the plot; the ordinary and constant is combined with the extrordinary and changeable." (Bakhtin, 1929, pág. 158). Sin duda, el carnaval ciudadano tiene su cara trágica; pero sus protagonistas somos fundamentalmente payasos, actores cómicos, portadores de máscaras de la risa. Es más bien tragicómico pues los dualismos ya han desaparecido. Los personajes y los sitios que aparecen y desaparecen en las interacciones cotidianas no son símbolos, no son referencias; son "nosotras/os mismas/os" en el carnaval identitario. No en un mundo esencialmente monádico a lo Spinoza, sino esencialmente heterogéneo, quiero decir, socialmente heterogenético.
Quieran o no el carnaval mundial -global- excluye necesariamente los dogmatismos, los absolutismos y los estereotipos. Y los excluye porque estos pretenden parar los tiempos y los espacios. El carnaval no. No hay un principio y un final. Todo son principios (¿qué otra cosa puede ser "todo" si ya no existe el tiempo ni el espacio de la vieja Identidad?), inicios, nacimientos y renacimientos de la gente que pasa, de todo lo que pasa. El mundo sólo "es" en el futuro. Pero no en el futuro espacio-temporal, sino en un futuro que nos inventamos a cada momento, ya que "Everything requires change and rebirth. Everything is shown in a moment of unfinalized transition." (Bakhtin, 1929, pág. 167). La transición dialógica, heteroglósica y polifónica es a lo único[1] a que podemos asirnos: al proceso, como he dicho ya en algún otro sitio.
Lo tragicómico es muchas veces cruel, pero enormemente divertido las más. La realidad ya no es espacio de acción, sino de interacción. ¿Qué sentido, sino, tienen las máscaras, las comedias, las payasadas y los juegos malabares? Desde luego, no hay lugar para la soledad, pero tampoco para el aislamiento. La utterance entre el Self y el Other lo impiden. La locura medieval, el individualismo romántico y el racionalismo moderno ya no tienen lugar en la realidad social postmoderna contemporánea. Ahora "todo" es una amalgama lovecraftiana -pero sin terror, si es posible- de olores, flujos y reflujos, espacios, imágenes, idiomas, sabores, tiempos, salivas, chistes, idas y venidas, ilocuciones y perlocuciones, en la que "todo" es posible. La magia ya no existe porque se ha materializado en el carnaval total.
[1] No sé muy bien cómo, pero lo intuyo.
Josep
Bakhtin, Mikhail M. (1929/1984): Problems of Dostoevsky's poetics.
Bakhtin, Mikhail M. (1934-1941/1981): The dialogic imagination. Four essays. Austin: University of Texas Press.
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