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Durante la Conferencia-Diálogo del pasado día 18 con Kenneth Gergen, casi al final, se planteó una cuestión interesante: ¿Cuándo harán las paces el Realismo y el Construccionismo? Ken la contestó por lo bajini; apenas se le escuchó. Desde luego no tenía muchas ganas de generar polémica... Ya nos comentó en privado que estaba muy cansado; todavía bajo los efectos del jet-lag.
Vino a decir, más o menos, que hace años que el Construccionismo social ya resolvió ese asunto: evidentemente lo real es fruto de la construcción sociorelacional.
Lo que diga Gergen no va a misa. No obstante, además de lo evidente de su respuesta que, como señalo, pasó prácticamente desapercibida, es que la pregunta está, en mi humilde opinión, mal planteada. El asunto no es si lo real existe independientemente de los humanos -o sea, de que nosotros lo construyamos en un proceso dialógico constante-, sino -como diría el filósofo Slavoj Zizek (a quien tenía un poco olvidado y estoy revisando gracias a algunas conversaciones con Rocío Chaveste)-, cómo es que nos preguntamos si lo real es real.
Ese es el asunto que -para quienes gustamos de la hermenéutica y la epistemología- puede tener una cierta sustancia y también una cierta repercusión en nuestras prácticas. No se trata tanto de hacernos según qué preguntas; más bien de preguntarnos por qué nos las hacemos y cómo nos las hacemos.
Podríamos vivir tranquilamente sin necesidad de hacernos ese tipo de meta-preguntas, seguro. Y prodríamos vivir con mucha tranquilidad sin tener que haber elaborado una meta-teoría como es el CS, por supuesto. Es posible que para mucha gente las meta-preguntas y las meta-teorías no sirvan para nada. Posible no; seguro. Y eso está bien. O ni está bien ni está mal. Está y ya está. Pero quienes nos las hacemos intentamos ir un poco más allá de lo que parece evidente. Ya Michael Foucault -y un poco más adelante Tomás Ibáñez- nos dicen que lo primero que hay que problematizar, si de eso se trata (que sí), es lo evidente.
Gergen escapó muy bien de otra pregunta, esta al principio, en el sentido de si el Construccionismo está derivando hacia un Humanismo en su aparente huida del Relativismo o el Nihilismo. Otro asunto mal planteado de nuevo y del que, como digo, Ken escapó muy bien. No se trataba de escandalizar a nadie durante el evento.
Si somos los humanos quienes construimos la realidad eso nos hace seguir una lógica humanista, cierto. Pero también otra lógica esencialista con la que el CS no casa muy bien. ¿Dónde está, entonces, el nudo del asunto? En que ni siquiera somos los humanos quienes construimos la realidad. Es la conversación quien lo hace. Y la conversación no tiene esencia; aunque sí suele tener sustancia.
Y, desde luego, el CS no huye del Relativismo; ni siquiera del Nihilismo. Aunque, como ya he justificado en otras ocasiones, no todo vale...
Estos días estoy ocupado en la traducción -por sugerencia de Mónica Sesma- de un interesantísimo texto para ser publicado en la próxima edición del International Journal of Collaborative-Dialogic Practices. Obviamente no puedo decir mucho. Pero sí diré que en el mismo se trabaja en base al concepto de "Supercomplejidad"; yendo bastante más allá del de "Complejidad" sistémica con el que algunas/os empezamos ya a estar un poco aburridas/os.
Quizá sea momento de ir explorando ya que los conceptos y el devenir no se reducen a "ismos" -ver "Postmodernidad: de ismos y ades" en este mismo blog- sino a tremendas complejidades -sociales, políticas, de género, de raza,...- sobre complejidades sobre complejidades. O sea, supercomplejidades, sí.
Continuaré informando...
Josep Seguí
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