14 marzo 2009

Sobre Terapia famliar: Minuchin y Anderson

(Fuente de la imagen: Simpsonizados)

¡Hola!

Hace poco, al hilo del artículo de Minuchin que envió Esther os prometí que buscaría y enviaría alguna cosita que tenía (es del año 2003). Pues ahí va. Espero que os guste y que genere algo de polémica y debate.

¡Abrazos!

Josep

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La familia -como núcleo básico de la sociedad en el que se inician los procesos de desarrollo humano- está desapareciendo. No quiero caer en tópicos. Una voz tan autorizada como la de la antropóloga Margaret Mead ya nos comentaba en 1970 que la familia tradicional había sido sustituida por la cofigurativa. La influencia de los padres sobre los hijos era suplantada por los pares de cohorte, especialmente en una etapa fundamental del desarrollo, la adolescencia. Me permito incluir en estos pares, exosistemas[1] como la televisión, los videojuegos, la tecnología de comunicación móvil e Internet. No deseo asustar a nadie, pero el capítulo 3 -sobre el futuro de las relaciones intergeneracionales- del esclarecedor libro de Mead lleva por título "Culturas postfigurativas e hijos desconocidos"...

La aparición en 1997 de "Conversation, language, and possibilities. A postmodern approach to therapy" de Harlene Anderson, supuso, probablemente, el inicio de un nuevo paradigma en psicoterapia: el postmoderno, basado en la línea socioconstruccionista de Kenneth J. Gergen y otros. Anderson -entrenada en técnicas de enfoque familiar- se hace consciente de alguno de los argumentos que he esgrimido y propone que es en el lenguaje -en su uso- y en la conversación donde se dan tanto el trastorno psicológico como su posible reconstrucción, ya que es mediante el lenguaje a través de lo que se construye la realidad social -también la familiar, sin duda-. Otros autores (Burman, 1994, Morss, 1996; cits. en Forrester, 1999) ya habían anunciado que la más significativa de las prácticas humanas es el lenguaje y que sólo desde su análisis se puede conceptualizar el desarrollo humano. Este anti-desarrollismo emergente (Forrester, 1999) muestra, además, que las teorías clásicas del desarrollo no pueden tomarse seriamente y que es muy posible que la próxima materia de la Psicología[2] en incorporarse al postmodernismo (post-estructuralismo, según el autor) sea, precisamente, el estudio del desarrollo humano, basándolo en técnicas como el análisis del discurso, la etnometodología y otras tomadas de la etnografía postmoderna (esto lo digo yo): la evocación frente a la observación en el trabajo de campo y en la intervención cultural participante. Todavía está por ver -según mis datos- si esta profecía se cumple. Pero hay evidencias de que ha levantado no pocas ampollas en algunos de los clásicos -y acérrimos- defensores de la Teoría del Ciclo Vital Familiar.

Salvador Minuchin, en 1998, reaccionó con un excelente[3] artículo a los supuestos de la obra de Anderson. El propio autor se reconoce representante de "...the more traditional view in family therapy..." (pág. 397) y pone seriamente en duda que el sociconstruccionismo, como metateoría, sea útil al terapeuta para entender mejor el funcionamiento de la familia. En su análisis de "Conversation, language, and possibilities" dice que parece ser que el constructo de familia ha llegado a ser un concepto restrictivo y que "Perhaps in jumping over the family, social constructionist have embodied the antifamily, antipatriarchal bias of radical liberation ideology" (pág. 399). Anderson (1999) no llega a responder a la provocación de Minuchin, quedándose en la evidencia de que ambos hablan lenguajes diferentes, de que la terapia familiar no es una teoría o práctica unificada y que los socioconstruccionistas ponemos el énfasis en una terapia individual/social basada en los constructos postmodernos (no modernos, no clásicos) de la colaboración narrativa y enfocada hacia la solución de problemas, no hacia esa especie de paradoja de la homeostasis familiar (esto último es mío). Como también es mío decir, sin ningún tipo de rubor, que sí, que asumimos los sesgos radicalmente liberadores[4] de los supuestos antifamiliares y antipatriarcales.

Cierro mi discurso con una referencia y cita de un artículo de Anderson de 1994 -previo a la publicación de su libro y al interesantísimo debate que he resumido-. La psicóloga (1994) reconoce que la terapia familiar ha cumplido un sustancial e innegable papel en las profesiones relacionadas con la salud mental en general. Y dice: "Paradoxically, it is this core conceptualization of relationship (...the shift from viewing human behavioer from an intrapsychic perspective to seeing it in the context of human systems...) that moves family therapy, for some, beyond family therapy." (pág. 145).


[1] En términos de Bronfrenbrenner (1979), los que actúan sobre el desarrollo sin que el sujeto participe de forma activa en ellos.
[2] Tras la social.
[3] Por mucho que no esté de acuerdo con sus planteamientos, no dejo de reconocer que el estilo narrativo de Minuchin es excelente.
[4] Inspirados, por ejemplo en educación, por las propuestas de Paulo Freire, en psicología social/clínica de Alberto Melucci y en investigación social participativa, de Fals Borda. Maritza Montero y Tomás Villasante.

Referencias.-

Anderson, Harlene (1994): Rethinking family therapy: a delicated balance. Journal of Marital and Family Therapy. 20, 2. 145-148.
Anderson, Arlene (1997): Conversation, language, and possibilities. A postmodern approach to therapy. Basic Books. New York, 1997.
Anderson, Harlene (1999): Reimagining family therapy: reflections on Minuchin's invisible family. Journal of Marital and Family Therapy. 25, 1. 1-5.
Bronfenbrenner, Urie (1979): La ecología del desarrollo humano. Experimentos en entornos naturales y diseñados. Paidós. Barcelona, 1987.
Forrester, Michael A. (1999): Essay review: Recognizing the gaunlet: Anti-developmentalism in developmental psychology. British Journal of Psychology. 90, 305-311.
Mead, Margaret (1970): Cultura y compromiso. Estudio sobre la ruptura generacional. Gedisa. Barcelona, 2002.
Minuchin, Salvador (1998): Where is the family in narrative family therapy? Journal of Marital and Family Therapy. 24, 4. 397-403.
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6 comentarios:

  1. Me interesa especialmente el tema porque hace unos meses trabajo en el Punto de Encuentro Familiar de Avilés (en Catalunya, els Punts de Trobada) y la verdad es que la intervención con familias me parece sumamente complicada! Más aún en estos centros, donde los casos son especialmente problématicos.

    Yo misma me encontrado con la barrera de no saber exactamente como llevar a la práctica los postulados del socioconstruccionismo en el ámbito de la intervención familiar.

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  2. El libro que comenta Josep de la profesora Anderson me parece muy útil para pensar la posibilidad de una terapia socioconstruccionista. Te lo recomiendo mucho Esther.

    Josep: ¿Qué significa el énfasis de nosotros los socioconstruccionistas en la terapia individual/social?

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  3. Hace poco q me he cogido el de La terapia como construcción social, de K. Gergen y S. McNamee

    Pero aun no me he leido ni una linea! :-S

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  4. Muy bueno este libro!

    No tardes en leerlo

    ;-)

    Josep

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  5. Gerardo, traté de poner énfasis en los aspectos sociales del "nosotros" pero sin perder de vista esa especie de capacidad de agencia caracterísitica de lo individual. Se que habría mucho que discutir al respecto. ¿Somos entes absolutamente sociales que dependemos únicamente de nuestro entorno histórico/cultural? O ¿somos individuos con capacidad de tomar nuestras propias decisiones independientemente del entorno?

    O...

    ¿Nos olvidamos de los dualismos y los oposicionismos y nos pensamos/narramos de manera diferente?

    Entonces...

    ¿Qué somos?

    En fín, cuando escribí aquello no quise liar tanto el asunto.

    :-)

    Josep

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  6. Y como hemos llegado a ser individuos??? jijiji Y que tenemos de propio, si no podemos conservarlo indefinidamente?
    Porque esa reticencia a perder la subjetividad?
    Pareceria que lo que nos distingue fuera más importante que lo que nos acerca... quizás nos olvidamos que el entorno también somos nosotros?
    Que es una familia sino un nosotros en el que uno queda incluido? Pero no es excluyente mientras no se aisle de todo, sino que afortunadamente es permeable a aquello que aporta cada uno de sus miembros y que afecta a todos y cada uno ellos de una o otra manera.
    Yo diria que lo que ha cambiado es el concepto de familia como modelo único y canónico, pero en lo básico me da a mi que no demasiado.
    La adolescencia es un momento vital de desarraigo de lo conocido para adentrase en la exploración del si mismo en relación a otros, y los padres pasan a desempeñar un papel de barrera a saltar o punch pugilistico. Pero no por ello desaparece su influencia, simplemente cambia su papel.
    Quizás ahora es más evidente, porque además en ese exterior se producen elementos para los cuales los padres no son expertos, sino que incluso no llegan ni a aprendices, en muchas ocasiones.
    Es posible que la barrera se salte con más facilidad porque se rinden antes? No sé yo pero me suena que hay mucho de desconocimiento mutuo y que quizás una conversación a pecho descubierto pudiera paliar en parte. Hablamos poco, y preguntamos menos, quizás los padres tenemos miedo a las respuestas? Tengo la sensación de que muchas veces los padres piden confianza cuando son unos desconocidos para sus hijos. Confiariais en alguien que no os cuenta como pasó el dia, o que le preocupa, o como se siente? Yo no, porque han de hacerlo ellos? porque son hijos?

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Calambur citado en Toulmin, Stephen (1990), Cosmópolis. Els transfondo de la modernidad. Barcelona: Península. Pág. 207.

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