"Comprendo que postular a estas alturas la desaparición de este cacharrito resulte tan peregrino como pretender que el esperanto sea elegido lengua oficial de la Unión Europea del Imperio Romano. Pero habría que empezar a exigir a los fabricantes de teléfonos móviles que ilustren las carcasas de sus cacharritos con leyendas disuasorias del tipo de las que condecoran las cajetillas de tabaco . También convendría que los detractores del teléfono móvil comenzáramos a sindicarnos y a reclamar el reconocimiento de la categoría de "damnificado pasivo". Si el desprestigio social del tabaco se ha logrado, sobre todo, gracias a la propaganda sensacionalista y tremebunda divulgada en torno a la muy dudosa figura del "fumador pasivo", ¿por qué nosotros habríamos de aspirar a menos? ¿Qué ley tácita o escrita nos obliga a soportar estoicamente a esos maleducados que convierten cualquier viaje en tren o autobús en un pandemónium de timbrazos epilépticos y conversaciones oligofrénicas que nos impiden leer o echar una cabezadita? El aislamiento social del adicto al teléfono móvil constituye una exigencia de salubridad pública. Que dejen de una maldita vez de infringir el sosiego de quienes padecemos su intemperancia y locuacidad.[...]." Juan Manuel de Prada, "Teléfono móvil", ABC, 29-12-01, pág. 3 .
Hay quien opina que los teléfonos móviles, además de molestar, nos aislan socialmente. Por ejemplo el señor este del que he reproducido el párrafo. Yo no lo creo así. Creo, al contrario, que los celulares intensifican nuestras interacciones sociales. Cuando los usamos no sólo nos relacionamos con otras personas sino también con el propio aparato. Y a través de él con todo lo que posibilita su existencia, desde su materialidad hasta su simbología. Los artilugios tecnológicos son seres sociales, viven en lo colectivo; nos permiten construir un mundo de interacciones radiales cada vez más intenso. “Merecen algo mejor. Merecen ser alojados en nuestra cultura intelectual como actores sociales hechos y derechos. ¿Median nuestras acciones? No, ellos son nosotros" (Latour, 1994, pág. 300).
Las chicas que fotografié el otro día en Barcelona (arriba) no están solas, no viven ajenas a su entorno. Su entorno se ha ampliado e intensificado. Tanto como el de la señora y el señor que están leyendo en plena Rambla mientras esperan el autobús (foto de abajo). Aunque pueda parecerlo no están aislados. Las señales de tráfico, los árboles, las otras personas,... forman parte de sus redes sociales tanto como lo que están leyendo. Por cierto leen gracias a varias tecnologías; una de ellas la imprenta. Otra el lenguaje.¿Por qué leer es bueno y hablar con el móvil es malo?
Josep
Latour, B. (1994/1998). “De la mediación técnica: filosofía, sociología, genealogía”. En Domènech, Miquel y Tirado, Francisco J. (comps.), Sociología simétrica. Ensayos sobre ciencia, tecnología y sociedad. Barcelona: Gedisa.
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