22 enero 2014

¿Construccionismo social y Existencialismo? Reflexiones en torno a un escrito de Sebastián Ortiz Muñoz

Colegio Colombiano de Psicólogos. Bogotá, 12 diciembre 2013. Foto: Gerardo Gacharná

Al hilo del coloquio que tuve el gran honor de facilitar el pasado día 12 de diciembre en el Colegio Colombiano de Psicólogos en torno a Actualidad del Construccionismo social y sus desafíos para el futuro de la psicología”, me escribe uno de los asistentes, el estudiante de los últimos cursos de psicología en la Universidad Santo Tomás de Bogotá, Sebastián Ortiz Muñoz. Me traslada un más que apasionante texto que lleva por título “¿Es el Construccionismo social un existencialismo?” en el que pone en interacción ambos puntos de vista, especialmente a partir de la conferencia dictada por Jean Paul Sartre en la Sala de Los Centrales, en París, en 1945 con el título de “El existencialismo es un humanismo”.

En el escrito de Ortiz encuentro claramente dos de los asuntos sobre los que más trabajamos quienes lo hacemos desde el Construccionismo social: el de la libertad y el del relativismo, ambos íntimamente en interacción. Hay una frase textual del autor que dice: “¿Es realmente el Construccionismo social una postura liberadora?” y un poco más adelante Sebastián escribe: “… el relativismo que el Construccionismo social evidencia no imposibilita el cambio en el sentido de que reconoce las verdades particulares, difiriendo de un nihilismo total”.

Me doy cuenta de que no suelo moverme en términos relacionados con la palabra “libertad”. Habitualmente me encuentro más a gusto usando conceptos como “agencia” e “intención”. ¿Nace libre el ser humano? ¿Para qué la libertad (como creo que preguntaba Lenin)?

Supongamos que todos los seres humanos nacemos biológica y moralmente libres para ser felices. Supongamos que ser feliz es alcanzar el éxito en la vida. Sigamos suponiendo que alcanzar el éxito en la vida es llegar a ganar medio millón de dólares al año. ¿Son igual de libres un niño que acaba de nacer en un pueblo sin luz, agua ni escuela de Etiopía –llamémosle Kayin- que uno que lo ha hecho en un barrio acomodado –de una familia ídem- de Barcelona –Pere-? Vale, digamos que el éxito en la vida no es sólo el económico, que hay otras cosas, de acuerdo: el equilibrio espiritual y mental, la paz interior, las buenas relaciones sociales, el acceso a la cultura, la madurez intelectual y emocional,… Insisto, ¿son igual de libres Kayin que Pere también para elegir estos asuntos? Lo digo en mis términos preferidos al de la libertad: ¿tienen la misma capacidad de agencia y de intención en sus cursos de acción vital?

Si la respuesta es que sí, no sé qué decir. Pero si es que no, entonces nos adentramos en el segundo –y resbaladizo- terreno del relativismo. Si alguien se declara partidario de él –y yo lo hago- seguramente se mostrará contrario a la idea de una predeterminación del ser humano. Esta idea me seduce tremendamente; pero… me doy cuenta de que es una idea que hay que matizar. Si la acepto en su totalidad, entonces estoy aceptando que todos los niños pueden llegar a ser millonarios, alcanzar la beatitud o ser presidente de los EEUU. O sea, ensalzo las ideas del individualismo y el “Self Made Man” tan en boga en libros y gurús de la autoayuda y que tanto me molestan. Pero si acepto que hay una diferencia grande entre el contexto de nacimiento de Kayin y el de Pere, entonces sí que hay una predeterminación que además tiene mucho que ver con la no-libertad (ya que nadie elegimos dónde nacemos, circunstancia que marcará sin duda el resto de nuestras vidas). Y esa predeterminación es social. Y aceptando esto acepto también que no todo es relativo. Siento expresarme en términos dualistas y opuestos, pero creo que no es bueno para un niño nacer en las condiciones descritas en Tanzania. Creo que no es justo que ese niño, por muy libre que sea biológica y moralmente, tenga como derechos adquiridos por herencia social la perspectiva a corto plazo (incluso dudo de que pueda evocarse el largo) de la muerte, la enfermedad, la descultura, la violencia, el sufrimiento…

El Construccionismo social no niega la existencia de esas que yo acabo de llamar perspectivas. Lo que propone es, en todo caso, mirar cuáles son sus significados. Pero, con permiso y por no alargarme, hablaremos de eso en otro momento si es que a la/el lectora/or de este blog le parece bien…

Siempre me ha hecho reflexionar mucho la famosa frase existencialista de que “estamos condenados a la libertad”. Efectivamente, los que podemos elegir, estamos condenados a hacerlo. Y cuando lo hacemos, dejamos de lado muchas opciones. Y esto, a veces, es angustiante, como mostró Sartre y sus colegas. Pero, ¿qué hay de quien no puede elegir nada? ¿Es relativista esta reflexión? Dejenme apuntar –sólo apuntar por ahora- que estas reflexiones están fuertemente influidas por, en general, el materialismo dialéctico. O sea, ya sin tapujos, el Marxismo.

Una de las primeras ideas que destaca Ortiz de aquel día en Bogotá es “Elijo creer en el Construccionismo”. Sí, ratifico lo que dije en su momento: es una cuestión de creencia, de convencimiento, de lógica consensuada. De elección. De libertad intencional. De relativismo situado. No creo que eso tenga nada que ver con el nihilismo. Al mismo tiempo que, como también destaca Ortiz, tampoco descarta otras opciones, otros planteamientos. Hoy, desde mi agencia, desde mi intención, desde mi libertad, elijo alinearme con las miradas del Construccionismo social –que no SER un construccionista social, siguiendo a Gergen-. Mañana, no sé lo que pasará…

Pretendo ser muy breve y he dicho que hay en el escrito que me ha enviado mi ya amigo de Bogotá, dos asuntos relevantes: la libertad y el relativismo. Pero hay otro que no puedo dejar pasar y que Sartre ya adelantó hace bastantes años: la “… imposibilidad de pensar en una esencia universal de lo que sería la naturaleza humana”. No dudo de que, hoy, ahora mismo, no me cabe la menor duda al respecto. No hay una esencia universal humana. Desde luego no biológica, moral o espiritual. Pero como el mismo filósofo francés destaca y en lo que Sebastián abunda, sí parece haber una condición humana.  Esta es la lingüística y, por tanto, la social –ya la relacional-. ¿Nos predetermina? No lo sé. Lo que sí parece es que nos condiciona, que no es exactamente lo mismo. Al menos nos condiciona lo suficiente como para ser absolutamente diferentes al resto de seres vivos que habitan –también con sus condiciones- este planeta.

Me dejo seducir por las miradas del Construccionismo social. Y también por las del Marxismo y las del Existencialismo. Y otras. Aceptar estas seducciones ¿significa renunciar a otras posibles? Quizás ahora sí. Dentro de un rato, ya veremos…

Una última reflexión –provocativa, lo reconozco-: admitir que no son las mismas las circunstancias de Kayin que las de Pere, ¿es una verdad universal o particular?

Gracias, amigo Sebastián. Ha sido un placer y un reto trabajar contigo en tu estupendo escrito.

6 comentarios:

  1. me encanto !!! <3 estoy muy orgullosa de ti

    ResponderEliminar
  2. Sebastian ....aunque no se nada de tu profesión y me da pena ser tan ignorante en este tema; si te puedo decir que me siento muy orgullosa de ti. Saber quienes somos y para donde vamos, eso dice mucho de ti. Felicidades

    ResponderEliminar
  3. Hijo:
    Orgulloso y muy feliz de tan merecido comentario a tu escrito sobre el construccionismo social por una persona versada en el tema, lo cual demuestra el tesón y compromiso social con el cual asumes tu carrera. Con los ojos aguados de emoción te felicito y le pido al todo poderoso te de mucha sabiduría, para que sigas expresando tus ideas y brilles en el futuro como un gran Psicólogo próximo a graduarse.

    ResponderEliminar
  4. ATENCIÓN!!!

    Alguien (no puedo dar datos por respeto a la privacidad) nos ha escrito desde Noruega con relación a esta publicación. Al contestarle nos da error en el correo electrónico. Por favor, si lees esto, ponte en contacto con nosotros -info@umansenred.com- y te daremos enseguida la información que nos solicitas.

    ¡Gracias!!!

    ResponderEliminar
  5. Con la intención poder retomar y enfocarnos en el tema del construccionismo social, aclaro primero la gran gratitud que me asalta en poder discutir un tema que nació como algo de mi interés para ser luego tomado como interesante para una persona como Josep y las demás personas que han revisado aquel escrito. Así que aquellas provocaciones tuyas surten un real efecto y espero poder provocarlo aun mas a los demás lectores del presente blog para seguir debatiendo aquel tema.
    Bueno ¿para que la libertad? ¿Será esta también una idea infundida? Quién sabe, mas sin embargo expongo que “elijo” creer en ella; la idea de la agencia o intención creo no tiene tal impacto por lo menos para mí. Y bueno empecemos con las provocaciones yo creo que este chico español llamado Pere no tiene la posibilidad de ser mayormente capaz de agencia o intención frente a Kayin por el solo hecho de haber nacido en España, converjo en que Pere tiene mayor posibilidad de alcanzar éxito económico y quizá también mayor acceso a conocimientos académicos, pero tú mismo dices “hay otras cosas” y la mayoría de veces ni siquiera somos libres de nosotros mismos (aclarare esto mas adelante)… entonces rescatas el equilibrio espiritual y mental, la paz interior, las buenas relaciones sociales, el acceso a la cultura, la madurez intelectual y emocional, cosa con la cual estoy totalmente de acuerdo, por lo que considero se tendría que instrumentalizar entonces el concepto libertad- felicidad para poder referirse al tema ¿se seria más libre/agente/intencionado/feliz cuándo se alcance en mayor medida todas estas características que tu nombras o acaso algunas de ellas tienen mayor peso ? o ¿todas en un equilibrio generan esto que podemos llamar libertad ?
    El filosofo/psicólogo Foucault gran influencia para todo esto del pensamiento postestructural/postmoderno al que el CS pertenece nos habla de una cuestión denominada “inquietud de sí ” la Epimeleia heautou en un texto denominado “la hermenéutica del sujeto” en este texto que es realmente la trascripción de un curso realizado por él en el collage de France a principios de los 80s; podemos ver en la parte posterior de la pasta del libro (se me olvido el nombre de esto) un interrogante que dice así: ¿Y si las luchas de hoy ya no fueran tan solo luchas contra las dominaciones políticas e ideológicas, ya no tan solo luchas contra la explotación económica, sino luchas contra la sujeción identitaria? .... Continuo en el siguiente mensaje...

    ResponderEliminar
  6. Según entiendo para el construccionismo social los conceptos de identidad o “si mismo” son algo bastante particular, Martin Payne referente a esto dice: “ su continuidad aparente es una ilusión basada en la habitual repetición de las escenas sociales en las que las personas participan” personalmente yo considero que esta “ilusión” es la que permite hablar de libertad ¿cómo ser libres si ni siquiera somos continuos, coherentes, conocedores de nosotros mismos ? Es cierto que Pere tiene más al alcance de dos de las características que antes acordamos como propias para ser libre, mas sin embargo considero útil para este debate traer la filosofía estoica mas precisamente un documento de Seneca al que Foucault dedica un gran análisis en dicho texto nos habla de un estado en el cual considero tanto Pere como Kayin estan igualmente expuestos, y es el estado denominado allí como Stultitia, me gustaría citar todo este documento ya que realmente es demasiado bueno a mi gusto pero tratare de poner los puntos relevantes que describen aquel estado y que según creo determina la posibilidad de ser mas o menos libre:
    1) El Stultus es “Quien deja entrar a su mente todas las representaciones que el mundo externo puede ofrecerle “
    2) “El stultus es quien está disperso en el tiempo”.. “El stultus deja que la vida pase y cambia de opinión sin respiro,…trascurre sin memoria ni voluntad”
    3) La voluntad del stultus es una voluntad que no es LIBRE. Es una voluntad que no es una voluntad absoluta.
    4) ¿Qué significa querer libremente? Significa que uno quiere, sin que lo que quiere este determinado por tal o cual acontecimiento, tal o cual representación, tal o cual inclinación.
    5) El stultus está determinado a la vez por lo que procede del exterior y lo que viene del interior.
    6) El único objeto que puede quererse libremente, sin tener que tomar en cuenta las determinaciones externas, es- como cae por su propio peso- el YO
    Ahora ya como que me extendí,pido disculpas por ello, pero bueno me quedan algunas ideas para seguir compartiendo pero por ahora después de haber dejado esto quisiera provocar también con algunos interrogantes ¿ Acaso toda esta influencia neoliberal / el consumismo / el desarrollo en términos económicos/ internet/ yo saturado etc a la cual Pere podría estar mas expuesto que Kayin no lo haría menos libre o expuesto al stultus ?
    PDT: respondiendo a tu interrogante de si admitir que no son las mismas las circunstancias de Kayin que las de Pere, ¿es una verdad universal o particular? Yo diría que el solo hecho de tener materia, ósea de tener un cuerpo hace que nadie nunca pueda estar en las mismas circunstancias que nadie, ni haber vivido exactamente los mismos hechos. Por lo cual quizá si es universal jaja no se ¿paradoja construccionista?

    ResponderEliminar

Puedes encontrar algunos de nuestros artículos y publicaciones en:

"What is Matter? Never Mind! What is Mind? No Matter!"

Calambur citado en Toulmin, Stephen (1990), Cosmópolis. Els transfondo de la modernidad. Barcelona: Península. Pág. 207.

Síguenos en Facebook

Y en Twitter