Early in the 21’st Century, THE TYRELL CORPORATION advanced Robot evolution into the NEXUS phase -a being virtually identical to a human- known as a replicant. The NEXUS 6 Replicants were superior in strength and agility, and at least equal in intelligence, to the genetic engineers who created them.
Replicants were used Off-world as slave labour, in the hazardous exploration and colonization of other planets.
After a bloody mutiny by a NEXUS 6 combat team in an Off-world colony, Replicants were declared illegal on earth -under penalty of death.
Special police squads -BLADE RUNNER UNITS- had orders to shoot to kill, upon detection, any trespassing Replicants.
This was not called execution.
It was called retirement.
(Inicio de la película "Blade Runner". Ridley Scott (1982)
1.- A modo de introducción: El test Voight/Kampf
Emociones y sentimentalidad...
La discusión recurrente y reiterativa en torno a las emociones en Psicología sigue. ¿Son innatas? ¿Son construcciones socioculturales? ¿Son simples manifestaciones fisiológicas ante estímulos externos?
¿Son representaciones de una realidad inaprensible por la racionalidad bioquímica del cerebro humano? ¿O son evocaciones fragmentarias -siguiendo a Tyler (1987)- que nos permiten escapar de la perversión de la representación?
No hay duda de que el (re)visionado (re)detallado y (re)detenido de la obra maestra de Scott -"Blade Runner"- invita a una seria y profunda reflexión sobre esta compleja cuestión psicológica: la emocionalibidad -más que las emociones en sí-. Los replicantes son cyborgs sin emociones con un pequeño error en su programación genéticocibernetica. Con el tiempo se emocionabilizan. Peligro: su mayor poderío físico y su igualación intelectual ante el humano les hace útiles. Su emocionalibidad, peligrosos. ¿Solución? Una intervención programática les hace morir a los 4 años de vida; antes de que el proceso de emocionabilidad culmine. No tienen tiempo.
"Hoy el mundo ha dao otra vuelta pero nadie me ha avisao."
"El tiempo sopla cuando sopla el viento
(...)
curioso elemento el tiempo."
(Cyborg-Jarabe de Palo. CD "de vuelta y vuelta", 2000)
"deja ya de sonreir
si lo damos todo por supuesto
habremos de repetir
las cagadas de nuestros ancestros"
(Cyborg-Rosendo. CD "Veo, veo...mamoneo!!", 2002)
Interesante artefacto, el test Voight/Kampf detecta -a través de las respuestas a preguntas que pueden generar emociones y por las reacciones inconscientes del iris del ojo- si uno es un replicante o no.
Pero no entra en la profundidad de la cuestión: ¿existen las emociones? Si Gergen (1994) afirma que no existen emociones sino como construcciones sociales, dotando de realidad emotiva a las redes comunicativas en sí, no a los individuos; Baudrillard (1983) ya nos ha propuesto que no es pensable la emocionabilidad, como no lo es la seducción. En su lugar, la sentimentalidad.
Me gusta esta evocación. Las emociones -como constructo social o como respuesta fisiológica -ahora igual me da- sólo pueden responder a lógicas representativas. La sentimentalidad es evocativa: y, como tal, no es sujeto de represión -política, moral, estética o científica-. La evocación -(re)construida técnicamente- es fácilmente implantable en cualquier organismo biocibernético. La evocación es recuerdo, es memoria, es un código binario constructivo de realidades apenas esbozadas, apenas soñadas, apenas vivas...
Ahora -en la postmodernidad- ya no representamos ni vivimos. Evocamos. Somos libres. Con cada paso de nuestra vida -nuestro curso de acción vital, en términos más técnicos- evocamos. Y esta evocación se hace patente en la intervención psicológica de cualquier orden, desde la social hasta la clínica. Hoy ya no es posible mantener mentiras representacionales (Ibañez, 2001) cuando los psicólogos actuamos -siempre- para generar cambios. El test Voight/Kampf es inútil en nuestros despachos o consultas: antes de aplicarlo sabemos que no hay emoción posible, que hemos perdido la capacidad de seducción dialógica. En su lugar, sentimentalidad evocativa: libertad psicocibernética.
La lógica de los argumentos precedentes constituye el eje central de este ensayo. Me gustaría poder decir que tengo una tesis. Pero no la hay. No hay metáfora (in)útil para el conocimiento psicológico del (ciber)humano. A lo largo del ensayo tan sólo hay márgenes blancos que, a la manera de Derrida (1998) muestran una virginidad evocativa que quien quiera puede tomar como quiera. Hay un eje -marginal, como este proyecto de cyborg que firma estos papeles-, un argumento -evocativo- y una lógica al servicio del evangelio de la sentimentalidad. Para el conocimiento psicológico del replicante.
Este no es un ensayo de Psicología; es un margen ciberbiopsicológico replicante. Replicante...
Continua en Blade Runner: Hacia el fin de la seducción (II y III)
Me ha dado una inmensa curiosidad por la película... confieso no haberla visto hasta el momento.
ResponderEliminarCurioseando por Wikipedia vi que está inspirada en una novela del 68, de Philip K. Dick, llamada "¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?". Es corta, así que podría valer la pena leerla también.
Sí Gerardo. He leído la novela y vale la pena. Aunque la película es fenomenal...
ResponderEliminarNo te la pierdas!!!
Josep
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