Foto: Producción propia. Praga, noviembre, 2012 |
Llevo algún tiempo dándole
vueltas al asunto: no existe una psicología que se ocupe propiamente del amor.
En la mayor parte, por no decir en todas, de las orientaciones psicológicas
dominantes se contempla el amor como una emoción; también como una pasión o un
sentimiento. Ellas –las Orientaciones Psicológicas Dominantes; a partir de
ahora OPD- consideran mayormente el amor como una emoción. Y las emociones son
algo biológico; son la respuesta fisiológica interna ante determinados estímulos
externos. O sea, biología y fisiología; no psicología. De los sentimientos las
OPD ni hablan.
Pero nosotras y nosotros –las/os
que vamos por la calle y eso- sí que hablamos. Hablamos –y sentimos- del amor,
de los sentimientos, de las emociones y pasiones, de los afectos, del sexo como
erotismo,… Es más, no sólo nos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo
hablando y sintiendo todo eso, sino haciéndolo y, seguramente, es mucho de todo
eso lo que mueve y da un cierto sentido a nuestras vidas.
Entonces, como la psicología no
se ocupa de todo eso, pues va y en los últimos años se ha montado un tremendo
negocio en torno a todos esos procesos biológicos pero no sentimentales: los
Manuales de Autoayuda y Otros Circos Afines (MAyOCA) que nos dicen cómo debemos
vivir nuestras pasiones, emociones y sexualidad. Y nos lo dicen con muy poco
rigor. Pero, a veces, va y nos lo creemos y todo…
Hay quien desde la academia, pero
no desde las OPD o los MAyOCA, viene trabajando con algo más de rigor sobre
estos asuntos; los profesores Joel Feliu, Pablo Fernández Christlieb y Adriana
Gil, por ejemplo. Y -¿será casualidad?- recientemente he tenido el placer de
asistir a un Simposium con el título de “Cosas del amor: teorizando el afecto
desde la psicología social”. Tiene narices que sea la psicología social la que
se ocupe. O quizás es que es desde, precisamente lo social, desde dónde se
puede mirar mejor al amor de pareja, el de madre, el de amigo, el sexo como
práctica de placer; no reproductiva. Se puede ver con más claridad –lejos de la
OPD, los MAyOCA, la biología y la fisiología- el amor por los objetos, las
canciones, los libros, esa película de cine, el teléfono móvil o los perros,
gatos y pajaritos.
Los títulos de las presentaciones
en el Simposio son de lo más sugerente. Permítaseme reproducirlos:
-
“Explorando las relaciones entre el amor y la violencia
machista a través de los repertorios interpretativos”. Jenny Cubells; Andrea
Casalmiglia; Giazú Enciso.
-
“Los objetos sentimentales”. Pablo Fernández
Christlieb.
-
“La intensidad del amor, o para no ser cursi: El amor
como intensidad. Conexiones afectivas mutidimensionales en el límite de la
teoría”. Ali Lara.
-
“Meaning
affects: Polyamory as a contemporary and multidimensional scenario”. Giazú
Enciso; Jenny Cubells; Aline Lara.
Como seguro adivina la lectora o
el lector sólo por los títulos, esto no tiene mucho que ver con esas
orientaciones a cuyas siglas me vengo refiriendo. Repertorios interpretativos
en la mirada sobre la violencia machista y también los celos; ¿Objetos
sentimentales? ¿Es que los objetos tienen sentimientos?; Conexiones
multidimensionales; el Poliamor,…
En fín, que llevaba algún tiempo
queriendo escribir algo sobre las emociones así en general; algo que fuera
psicológico; no biológico ni circense. Y la asistencia al Simposio me ha
inspirado. Será un libro. Luego ya veremos si me lo publican o me lo autoedito.
Pero seguramente es un buen momento para empezar a escribir sobre la Psicología
del amor, ahora que se acerca la primavera por estos lares.
Aún no tengo título. Pero ya
vendrá (“Psicología del amor”, así tal cual, no está mal… creo). Pero sí tengo
los capítulos, sujetos a cambio:
(Continuará…)
Josep Seguí
Yo lo llamaría psicologia del amar. Y lo haría con el hemisferio derecho.
ResponderEliminarAl final seria poesia.