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La Historia de
la Humanidad ya tiene un tiempo. Un tiempo muy corto, si lo comparamos con la
Historia del propio Tiempo, o sea con eso que algunas y algunos entendemos como
el origen del universo. Y también corto comparado con el de otras especies que
pueblan este planeta y quien sabe si otros…
No sabemos si nuestro tiempo importa
mucho al propio Tiempo, al universo considerado desde sus orígenes. Y este
desconocimiento seguramente influye poco en las cosas cotidianas de los seres
humanos. Pero sí parece que nuestro tiempo –nuestra Historia- adquiere forma –se
encarna- en cada una y uno de nosotras y nosotros, considerados como seres
individuales y, sobre todo, sociales.
No somos ajenos al devenir histórico.
Y es desde esta premisa –que puede ser verdadera o no- desde la que nos
adentramos en este curso. En un primer momento, entonces, se proponen algunas reflexiones sobre la Historia. Y también sobre
la historia, así, con minúsculas. Pero este no es un curso de Historia. Así que
no se fija en ese devenir sobre el que, sin embargo, se propone alguna que otra
reflexión tras la cual se sugiere un acercamiento al período histórico de la
Ilustración.
Se hace necesario contextualizar. Y la
vida no es solo historia o filosofía o psicología, aunque esta última aún no ha
nacido. La vida es también, y entre otros muchos procesos, arte. En el segundo
capítulo hay una breve reflexión sobre una obra artística musical que
revolucionó la época: la de Johan Sebastian Bach. Una reflexión sobre lo que
sería un temperamento bien temperado,
si se permite la redundancia. Temperamento humano –caracteres psicológicos, si
se quiere- que bajo el manto del racionalismo adquiere un nuevo significado.
En la Ilustración, como ya se ha
dicho, la psicología todavía no ha
nacido como tal, aunque sus orígenes podrían encontrarse mucho antes; por
ejemplo ya en la Grecia Clásica con Sócrates, Platón y Aristóteles, entre
otros. En psicología social es habitual remitirse a los filósofos de la época
Giambattista Vico y David Hume porque en estos se encuentran ideas nuevas
acerca del ser humano y todo lo que le envuelve; ideas que se analizan a lo
largo del presente texto.
Se propone seguidamente la
lectura reflexiva de un fragmento de “Las afinidades electivas” obra de uno de
los autores más significativos del Romanticismo,
Johann Wolfgang von Goethe (1809, contemporáneo del nacimiento de la psicología
y la sociología). El objetivo de esta y otras lecturas contenidas en los
materiales sigue siendo el de contextualizar. Es preciso situarse siquiera sea
evocativamente en el momento y lugar en que se dan los diferentes procesos que
se analizan. La literatura –como la música- es, en muchas ocasiones, un buen
reflejo del “espíritu de la época” y más, como se ve, en textos como el del
poeta alemán, cargados de una “fina descripción psicológica” de sus personajes.
A continuación se destaca la
figura y la obra del considerado como creador de la psicología científica, Wilhelm Wundt. Hace tiempo que la Ciencia
como tal apareció en la Historia. Pero, ¿cómo configurar una especie de “Ciencia
del ser humano” al margen de –aún con sus complementariedades- sus características
puramente fisiológicas? El reto se muestra apasionante. De hecho hay quien
considera que aún no se ha superado…
Se plantea después una
brevísima reflexión gráfica, imaginativa y evocativa sobre cómo es la vida cotidiana a finales del Siglo XIX
y principios del XX en Europa. Dos ilustraciones artísticas de nuevo –como la
literatura o la música- invitan a la reflexión, a situarnos en esos momentos
contradictorios y convulsos de la mentalidad de nuestros ya casi contemporáneos.
A partir de aquí se revisan dos
figuras clave en los orígenes de la
sociología: Émile Durkheim y Max Weber. Del primero interesa conocer su
intención de aplicar los métodos de las ciencias duras a las sociales; pero
también su alerta sobre las prenociones en cualquiera de ellas. Del segundo hay
que resaltar su concepto del carácter irracional de las acciones sociales.
En “Entre guerras” se invita de nuevo a una breve reflexión sobre la
situación socio-económica, política y de auténtica convulsión crítica en que se
vio inmerso el mundo durante aproximadamente treinta años. De nuevo contextualización, pues es en ese
entorno en el que se generan algunas de las más atractivas ideas de la psicología
contemporánea.
A partir de ellas se pasa a
analizar las aportaciones del que, seguramente, es el pensador fundamental en
los orígenes de la psicología social:
George Herbert Mead. ¿Puede la mentalidad humana responder únicamente a
factores individuales como fundamentalmente se proponía desde las aportaciones
de Wundt, el psicoanálisis o el conductismo?
Las aportaciones de Mead casi
casi se pierden para la psicología, aunque un poco se apropian de ellas los
sociólogos. El proceso es lento y complejo. Las sociología y psicología
dominantes siguen sus caminos. Pero algunos pensadores, maestros, escritores,…
trabajan humildemente en la calle y en sus despachos y aulas. No nos ocupamos
de todos ellos, pero para finalizar este curso se propone una aproximación a
las llamadas “microsociologías”,
especialmente a las aportaciones de Erving Goffman durante, aproximadamente,
los años sesenta y setenta del siglo pasado; años en los que la psicología
social entra en crisis…
¿Cómo se genera esa crisis? ¿Cómo
se sale de la misma, si es que se ha salido? Estos análisis se corresponden ya
con otros cursos del Itinerario que hoy, juntas y juntos, iniciamos…
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